Uno de los males más recurrentes dentro de la Iglesia del Señor es la
falta de temor de Dios en quienes la componen. El temor de Dios no es
vivir aterrado por la ira de Dios, sino más bien la conciencia plena de
que nuestro Señor está en todo lugar JUNTO A NOSOTROS; esto en lugar de
darnos miedo debería despertarnos a la realidad de que no hay nada que
se pueda esconder de su presencia y conocimiento
Salmo 139:7, no obstante ello, hay mucha gente dentro de las iglesias
que a pesar que se reúne en los templos, vive su vida como si el Señor
se quedara allí encerrado en ellos, ¡cuando no es así!.
El temor de Dios nos permite mantenernos en santidad, consagración y por sobre todo, ¡no nos deja distraernos y nos mantiene expectantes al regreso de nuestro Señor y Salvador!
El temor de Dios no se ve en las proezas, acciones, milagros o cualquier otra cosa que podamos o no hacer, sino en LA PERSONALIDAD de la persona…
José fue una persona que tenía esta cualidad en su vida, él sabía que más allá de su condición actual, su obediencia, pensamientos, palabras y actos debían estar alineados con la voluntad de Aquél que lo señaló para cosas importantes; ¡cuántos hombres y mujeres hacen falta como José! Mire sino: de príncipe con un gran potencial por delante pasó a ser despreciado y a punto de ser asesinado Gén. 37:20; de ahí pasó a ser esclavo 37:28; de esclavo a prisionero 39:20; de prisionero a olvidado 40:23. Sin embargo a través de los años José demostró las
CUALIDADES DE ALGUIEN CON TEMOR DE DIOS
• No le importa “perder” con tal que sea el Señor quien lo defienda, y no manchar el nombre de su Rey. Mr.8:35/ Gén. 37:19-28.
• No se escapa de las circunstancias adversas, sino que las soporta sin guardar en su corazón sentimientos que traigan tropiezo a su futuro. Prov. 4:23. Gén. 39:19-20
• No espera ser reconocido, ni tampoco espera retribución alguna, pues todo lo que hace lo hace para la Gloria del Señor. Gén. 40:23-41:1 (dos años!!)
• No le afecta su condición actual, ni lo que los demás piensen de él, porque el temor de Dios le impide hacer algo que contradiga la voluntad de Dios, de nada vale que los demás crean lo mejor de nosotros si en realidad Dios piensa algo muy distinto a ello. Ap. 3:17/Gén. 41:14.
• Tiene conocimiento de quién es, del lugar que ocupa y de quién debe ser glorificado. 2ª Cor. 4:7/ Gén. 41:16.
• Nada hace PARA BENEFICIO PROPIO, más bien para beneficio para los demás. Rom. 12:3/Gén. 41:33:34.
• No se aprovecha de las circunstancias, ni de las oportunidades para resultar beneficiado, a costa de los demás, deja las decisiones y apertura de puertas a Él.
El temor de Dios hace que tengamos descendencia en los tiempos buenos. La vida está compuesta de “tiempos” Salmo 31:15/Ec. 3:1-8. Ahora bien, no es necesario pasar tiempos de hambre espiritual, porque LOS GRANEROS DEL SEÑOR SIEMPRE ESTÁN LLENOS Salmo 16:11; pues bien, hay etapas de la vida donde todo florece, cobra vida, hay ganas y entusiasmo para encarar los desafíos, pero también llegan tiempos donde todo se seca, se marchita, y no se consigue resultados en lo que se emprende, o el resultado no es el esperado, pero gracias a José podemos sacar una buena enseñanza: en el momento de bendición debemos “dar a luz” en nuestro ser a los hijos de José ¡el problema es que queremos que nazca el menor primero! A José le nació primero Manasés (“el que hace olvidar”) y luego Efraín (“fructífero”) es decir, no podemos tener verdadero fruto,¡¡si primero no dejamos atrás lo que atrás quedó!! Por esta razón José pudo recibir y perdonar a sus hermanos, PORQUE MANASÉS HABIA NACIDO!!
El temor de Dios nos permite mantenernos en santidad, consagración y por sobre todo, ¡no nos deja distraernos y nos mantiene expectantes al regreso de nuestro Señor y Salvador!
El temor de Dios no se ve en las proezas, acciones, milagros o cualquier otra cosa que podamos o no hacer, sino en LA PERSONALIDAD de la persona…
José fue una persona que tenía esta cualidad en su vida, él sabía que más allá de su condición actual, su obediencia, pensamientos, palabras y actos debían estar alineados con la voluntad de Aquél que lo señaló para cosas importantes; ¡cuántos hombres y mujeres hacen falta como José! Mire sino: de príncipe con un gran potencial por delante pasó a ser despreciado y a punto de ser asesinado Gén. 37:20; de ahí pasó a ser esclavo 37:28; de esclavo a prisionero 39:20; de prisionero a olvidado 40:23. Sin embargo a través de los años José demostró las
CUALIDADES DE ALGUIEN CON TEMOR DE DIOS
• No le importa “perder” con tal que sea el Señor quien lo defienda, y no manchar el nombre de su Rey. Mr.8:35/ Gén. 37:19-28.
• No se escapa de las circunstancias adversas, sino que las soporta sin guardar en su corazón sentimientos que traigan tropiezo a su futuro. Prov. 4:23. Gén. 39:19-20
• No espera ser reconocido, ni tampoco espera retribución alguna, pues todo lo que hace lo hace para la Gloria del Señor. Gén. 40:23-41:1 (dos años!!)
• No le afecta su condición actual, ni lo que los demás piensen de él, porque el temor de Dios le impide hacer algo que contradiga la voluntad de Dios, de nada vale que los demás crean lo mejor de nosotros si en realidad Dios piensa algo muy distinto a ello. Ap. 3:17/Gén. 41:14.
• Tiene conocimiento de quién es, del lugar que ocupa y de quién debe ser glorificado. 2ª Cor. 4:7/ Gén. 41:16.
• Nada hace PARA BENEFICIO PROPIO, más bien para beneficio para los demás. Rom. 12:3/Gén. 41:33:34.
• No se aprovecha de las circunstancias, ni de las oportunidades para resultar beneficiado, a costa de los demás, deja las decisiones y apertura de puertas a Él.
El temor de Dios hace que tengamos descendencia en los tiempos buenos. La vida está compuesta de “tiempos” Salmo 31:15/Ec. 3:1-8. Ahora bien, no es necesario pasar tiempos de hambre espiritual, porque LOS GRANEROS DEL SEÑOR SIEMPRE ESTÁN LLENOS Salmo 16:11; pues bien, hay etapas de la vida donde todo florece, cobra vida, hay ganas y entusiasmo para encarar los desafíos, pero también llegan tiempos donde todo se seca, se marchita, y no se consigue resultados en lo que se emprende, o el resultado no es el esperado, pero gracias a José podemos sacar una buena enseñanza: en el momento de bendición debemos “dar a luz” en nuestro ser a los hijos de José ¡el problema es que queremos que nazca el menor primero! A José le nació primero Manasés (“el que hace olvidar”) y luego Efraín (“fructífero”) es decir, no podemos tener verdadero fruto,¡¡si primero no dejamos atrás lo que atrás quedó!! Por esta razón José pudo recibir y perdonar a sus hermanos, PORQUE MANASÉS HABIA NACIDO!!
Él no olvidó a su familia, sino que dejó atrás las heridas, sentimientos y recuerdos malos y tristes que no dejan avanzar ni ser verdaderamente feliz en la vida, José no tomó venganza de Potifar y su esposa, ni del copero que se olvidó de él, pues su corazón estaba sano. ¿QUÉ TE ESTÁ ATANDO AL PASADO, AL PECADO, A LA CARNE? Fíjate que Dios no va a dejar de levantarte, pero cuando lo haga, para que tengas constancia y firmeza en tiempos malos NO TE OLVIDES DE MANASÉS!!
Con amor, Alberto Vargas.
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