¡QUE LAS REDES SOCIALES NO TE HAGAN MIRAR HACIA ATRÁS!
Todos sabemos que para poder vivir felices y poder proyectar un buen futuro tenemos que dejar lo pasado en el pasado, no es bueno para nuestras almas mirar atrás. Jesús lo expreso así:
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.(Lucas 9:62 RV60)
Pero el Diablo se las ingenia para tratar de ponernos tropiezo de nuevas formas, y en muchos casos pudo engañarnos para reflotar todo aquello que un día dejamos atrás tratando de agradar a nuestro Señor despojándonos de todo peso que nos perjudicaba.
La gran mayoría de nosotros todo y todos los que nos dañaron los dejamos detrás nuestro y nos alejamos de ellos perdonando, y en lo posible olvidando, para seguir adelante con nuestras vidas de una manera santa y en obediencia a la Palabra de Dios con la ayuda de nuestro Señor Jesús.
Pero sin darnos cuenta hemos dejado entrar nuevamente mucho de lo que nos hacía daño otra vez en nuestro corazón.
¿Como es esto? Estarás preguntándote. Pues con el auge de la redes sociales y la idea de estar híper comunicados e informados, en medio del vertiginoso avance de la tecnología con la que convivimos día y noche, fuimos mareados y no nos dimos cuenta que estábamos abriendo una puerta para dejar entrar aquello que alguna vez arrancamos de nosotros para que no nos afecte ya más.
Quizás creímos que una red social exitosa podía hacer lo que Dios no hizo o más bien lo que la gente no dejo que Dios haga. Creímos que esas personas de las que nos alejamos por diversas razones, que nos hicieron mal ahora, quizás, serian diferentes. Pero no es así, siguen siendo iguales, siguen viviendo de la misma manera en las que ellos creen, y el pasado vuelve a ser parte de nuestro presente y otra vez son un ancla al dolor, a las heridas y todo aquello que queríamos olvidar.
Un consejo para que no caigan en una red de dolor virtual, es que en sus círculos de amigos en las redes sociales sólo permitan entrar a las personas que amas, aquellos que bendicen tu vida, que te alegran, respetan, y aman sinceramente. No permitas que sean parte de tu vida quienes sabes que tienen algún conflicto contigo o que te producen envidia, celos, competencia, malos pensamientos o pecado en tu corazón o en el de ellos.
Es mejor darle la oportunidad a gente nueva, a aquellos que te edifican, a amigos reales, gente que al ser parte de tu vida e hacen bien y ayudan a tu crecimiento y bienestar. Y si decides probar nuevamente acerarte a alguien con quien ya has tenido problemas o diferencias, si resulta bien Gloria a Dios por el milagro de la restauración, pero si nuevamente ves malos frutos en la otra persona o en ti, no dudes y elimínalo por el bien de tu salud espiritual.
Hay una frase muy sabia que fue adaptada de la Palabra de Dios que dice: “Es mejor entrar al reino de los cielos con menos amigos y pocos me gusta que con muchos, terminar en el infierno” Sigue dejando lo malo donde debe estar: en el pasado.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14 RV60)
Todos sabemos que para poder vivir felices y poder proyectar un buen futuro tenemos que dejar lo pasado en el pasado, no es bueno para nuestras almas mirar atrás. Jesús lo expreso así:
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.(Lucas 9:62 RV60)
Pero el Diablo se las ingenia para tratar de ponernos tropiezo de nuevas formas, y en muchos casos pudo engañarnos para reflotar todo aquello que un día dejamos atrás tratando de agradar a nuestro Señor despojándonos de todo peso que nos perjudicaba.
La gran mayoría de nosotros todo y todos los que nos dañaron los dejamos detrás nuestro y nos alejamos de ellos perdonando, y en lo posible olvidando, para seguir adelante con nuestras vidas de una manera santa y en obediencia a la Palabra de Dios con la ayuda de nuestro Señor Jesús.
Pero sin darnos cuenta hemos dejado entrar nuevamente mucho de lo que nos hacía daño otra vez en nuestro corazón.
¿Como es esto? Estarás preguntándote. Pues con el auge de la redes sociales y la idea de estar híper comunicados e informados, en medio del vertiginoso avance de la tecnología con la que convivimos día y noche, fuimos mareados y no nos dimos cuenta que estábamos abriendo una puerta para dejar entrar aquello que alguna vez arrancamos de nosotros para que no nos afecte ya más.
Quizás creímos que una red social exitosa podía hacer lo que Dios no hizo o más bien lo que la gente no dejo que Dios haga. Creímos que esas personas de las que nos alejamos por diversas razones, que nos hicieron mal ahora, quizás, serian diferentes. Pero no es así, siguen siendo iguales, siguen viviendo de la misma manera en las que ellos creen, y el pasado vuelve a ser parte de nuestro presente y otra vez son un ancla al dolor, a las heridas y todo aquello que queríamos olvidar.
Un consejo para que no caigan en una red de dolor virtual, es que en sus círculos de amigos en las redes sociales sólo permitan entrar a las personas que amas, aquellos que bendicen tu vida, que te alegran, respetan, y aman sinceramente. No permitas que sean parte de tu vida quienes sabes que tienen algún conflicto contigo o que te producen envidia, celos, competencia, malos pensamientos o pecado en tu corazón o en el de ellos.
Es mejor darle la oportunidad a gente nueva, a aquellos que te edifican, a amigos reales, gente que al ser parte de tu vida e hacen bien y ayudan a tu crecimiento y bienestar. Y si decides probar nuevamente acerarte a alguien con quien ya has tenido problemas o diferencias, si resulta bien Gloria a Dios por el milagro de la restauración, pero si nuevamente ves malos frutos en la otra persona o en ti, no dudes y elimínalo por el bien de tu salud espiritual.
Hay una frase muy sabia que fue adaptada de la Palabra de Dios que dice: “Es mejor entrar al reino de los cielos con menos amigos y pocos me gusta que con muchos, terminar en el infierno” Sigue dejando lo malo donde debe estar: en el pasado.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14 RV60)
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