14 de diciembre de 2012

NI DIOS CAMBIA, N NOSOTROS DEBEMOS CAMBIAR LO QUE ÉL ENSEÑÓ!!!!


Nosotros siempre pensamos igual, lo que pasa es que ahora lo podemos decir y ustedes lo pueden leer.

Y esa es la orden de Dios en su Palabra, permanecer en lo que se nos ha enseñado conforme a su Palabra, lo que no este claramente respald
ado por ella con buenos fundamentos, y digo buenos porque he visto nuevas doctrinas atadas con alambre, con textos que no tienen nada que ver con lo que se quiere enseñar.

Como respaldo seguro para una doctrina clara, sana y de Dios es indispensable que tengan varios puntos de apoyo claros, comprensibles, de acuerdo a todo su contexto. Y en especial que esté respaldado con el Nuevo testamento porque muchas costumbres y prácticas caducaron con la llegada de Jesús y no son para nosotros ni para este tiempo.

Si no es así con estos dos elementos básicos, desecha toda doctrina o mandamientos que no soporten un control de calidad (Para decirlo más simple) al compararlo con la Biblia y que se ajuste a ella en forma clara, consistente, completa y sencilla.

Algunos textos que respaldan este consejo:

Y cuando terminó Jesús estas palabras, LA GENTE SE ADMIRABA DE SU DOCTRINA; (Mateo 7:28)

Y SE ADMIRABAN DE SU DOCTRINA; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. (Marcos 1:22)

El que quiera hacer la voluntad de Dios, CONOCERÁ SI LA DOCTRINA ES DE DIOS, o si yo hablo por mi propia cuenta. (Juan 7:17)

Más os ruego, hermanos, QUE OS FIJÉIS EN LOS QUE CAUSAN DIVISIONES Y TROPIEZOS EN CONTRA DE LA DOCTRINA que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. (Romanos 16:17)

Para que ya NO SEAMOS NIÑOS FLUCTUANTES, LLEVADOS POR DOQUIERA DE TODO VIENTO DE DOCTRINA, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, (Efesios 4:14)

Así que, hermanos, ESTAD FIRMES, Y RETENED LA DOCTRINA QUE HABÉIS APRENDIDO, sea por palabra, o por carta nuestra. (2 Tesalonicenses 2:15)

Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y EL QUE GUARDA SUS MANDAMIENTOS, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. (1 Juan 3:23-24)

Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y LA PALABRA DE DIOS PERMANECE EN VOSOTROS, y habéis vencido al maligno. (1 Juan 2:14)
Nosotros siempre pensamos igual, lo que pasa es que ahora lo podemos decir y ustedes lo pueden leer.

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